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Fiestas de Santu Mede organizadas por la Comisión Mansolea de Pimiango ( Comandefe)

Cientos de romeros, por encima de mil personas, se dieron cita ayer en Pimiango para festejar a San Emeterio, a quien por aquellas tierras de Ribadedeva conocen con el cariñoso apelativo de Santu Medé y hasta le reconocen como un experto sanador de huesos, a decir de sus devotos. Durante toda la mañana lució un sol radiante, la temperatura era elevada, las nubes inexistentes y apenas corría la brisa. Los actos festivos se iniciaron a mediodía con el traslado de la imagen del santo hasta la pradería de San Emeterio, al lado de la ermita, para iniciar la misa.
De Pimiango salió una amplia comitiva encabezada por un ramo repleto de pan artesanal a hombros de Fernando González y el clan de los Laso: Roberto, Marcos y Omar. Seguía un compacto grupo de mozas, ataviada con el traje regional y batiendo sus panderetas al ritmo que les marcaba un tambor en manos de la joven Cristina de la Torre Collera. A continuación aparecían las andas de San Emeterio trasladadas por Luis de la Torre, José Luis Díaz, Juan Cabezas y Celso del Valle, cuatro entusiastas mansoleas que llevan ya once años asumiendo la función de voluntarios costaleros. El párroco, Amador Galán, tres grupos folclóricos, la banda de tambores de Ribadedeva y un incalculable número de fieles participaron en la marcha que se transitó por la espectacular senda próxima a los acantilados que dan vista al Cantábrico.
La misa de campaña fue oficiada por Amador Galán y contó con el acompañamiento del coro Santa Apolonia, llegado desde la localidad de San Martín de Anes, en Siero. La coral actuó bajo la batuta de María José Roces, la directora de la agrupación.
Al término de la eucaristía, el párroco pidió una ovación para Amando Laso, un vecino de 98 años, «estudioso e investigador de la historia de Pimiango» que ayer no pudo acudir a la fiesta por motivos de la edad. Y solicitó otra ovación para Alejandro Reimóndez, alcalde de Ribadedeva, «que nos acompañó en los últimos ocho años y no se presenta a las próximas elecciones».
A continuación se celebró un selecto festival folclórico con la actuación de tres grupos: Xiringüelu, de Gijón; La Flor del Pumar, de Nava, y Nuestra Señora de Covadonga, de Torrelavega. Los gijoneses interpretaron la jota de Cadavedo, un popurrí asturiano y el xiringüelu de Xixón. Los navetos pusieron en escena la jota de Leitariegos, la jota Taconeada y el xiringüelu de Avilés, mientras que los torrelaveguenses, acompañados por seis panderos, tres gaitas, un tambor y un requinto, escenificaron, con gran calidad, una romería.
La jornada matinal se cerró con un concierto de la coral de Siero y la degustación de una paella de 300 raciones elaborada por Francisco Ruiz, vecino de Prío, ayudado por Jesús Fernández, con 35 kilos de arroz, 25 de carne y 10 de marisco, entre otros ingredientes.

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